Abrapalabra
El poema nuestro de cada día
Me levanto
Leo las noticias
Canto
Me miro en el espejo
Espanto
Me meto en la ducha
El agua que se pierde
Mucha
El alma está despierta
Escucha
Es hora empezar
Me visto
Quisiera comprender
Si existo
El mundo sigue vivo afuera
El queso sigue frío
En la nevera
La materia carece de sentido
Me explico
Sería más fácil de entender
Si no existiera
Un beso matinal
Te quiero
Un beso maquinal
Me muero
No espero la llegada
Del cartero
Cuentas y cuentas
No hay dinero
Le tengo hipotecada el alma
A más de un banco
Usurero
Me pongo a escuchar
A Manu Chao
Su canto a Maradona
Es muy soyado
La tarde a mi entender
Es poca
La vida gira y gira
Está loca
La noche me sorprende
Plena
La luna me persigue
llena
Camino por las calles
Tan vacías
Es hora de ahorrar
Melancolías
Te llamo
Y tu voz me sabe a trigo
Me pongo tu calor
Como un abrigo
Me acuesto
Y te escribo un poema
Ya corre el infinito
Por mis venas…
Instantes...
Hay instantes en la vida
En que nos sorprende el cielo
Una nube melancólica
Nos recuerda un amor viejo
Una hoja que cae
Empujada por el viento
Semeja una mariposa
En las alas del deseo
Hay instantes en la vida
Que valen un mundo entero
Dos bocas que se acarician
Con los besos del silencio
Y dos manos que se juntan
Mientras se enredan dos cuerpos
Recorriendo entre suspiros
El galope de sus pechos
Hay instantes en la vida
En que se cumplen los sueños
Toca el alma en su guitarra
Todas sus notas sin dueño
Y hay instantes en la vida
Que es imposible perderlos
La sonrisa de un amigo
Un arco iris de ensueños
El saber que estamos vivos
Testigos del universo
Navegantes siderales
Bebiendo el vino de un verso…
Y yo también
Mi árbol se iba lentamente
y yo también
hoja a hoja
se alejaba de este mundo
que lo vio crecer
ya no bailaría con la brisa fresca
en cada amanecer
ni se llenaría de copos de emoción
ternuras rosadas de su amor en flor
Y si mi árbol se iba.
¿qué razón tendría yo de ser?
vivía por sus ritmos cadenciosos
de cada atardecer
y sus cantos silenciosos
que embrujaban
con la noche su vaivén
Nos despediríamos lentamente
de este mundo
si mi árbol se iba, yo también
moriríamos juntos
con la frente en alto
yo llorando su savia
y él llorando mi piel
yo sangrando sus ramas
y él goteando mi ser
Y en su última hoja
flotando al abismo
de la tierra
en él moriría
con mis ramas al cielo
yo también…
Caminante Sideral
No tenía ni idea
para qué había nacido
no encontraba patria
ni hallaba un nido
estuvo vagando
por calles de ruido
navegó cemento
respiró quejidos
amó el momento
con cinco sentidos
resonó silencios
perdonó olvidos
no tenía idea
por qué había partido
buscando aquello
que no había perdido
recorría caras,
ventanas y puertas
almas que aunque vivas
ya yacían muertas
palabras escritas
en diarios y muros
sabios pensamientos
con fines oscuros
buscó en las tinieblas
rasgos de futuro
recorrió lo incierto
con paso seguro
todo estaba oculto
en el firmamento
el nacer del mundo
el final de un cuento
Se fue sin saber
por qué había llegado
cuándo volvería
ni dónde había estado...