Abrapalabra
Soñé
Soñé que montaba a pelo
En un potro blanco y negro
Sin monturas y sin riendas
Ambos alzamos el vuelo
Soñé que te amaba tanto
Que mi amor llegaba al cielo
Que la luna era de miel
Y que la miel era tu pelo
Soñé que estaba soñando
Que me metía en tu sueño
Y que despertaba dormido
Pero soñaba despierto
Soñé con algas rosadas
Y que el mar era un espejo
Y que mi alma de cometa
Contigo volaba al viento
Soñé de espuma tu risa
Y me desperté sonriendo
Soñé que también me amabas
Y me desperté queriendo…
Celestial ensayo
Y Dios, para ensayar, dijo:
“Hágase el caos”
y llegaron las compañías multinacionales
y el mundo se volvió un despelote.
La BP cubrió el mar de petróleo,
Las aves de brea y las playas de un pegante negro,
Mientras que Monsanto fumigó por igual yerbas y cultivos,
Contaminó las aguas, envenenó los ríos
Y produjo enfermedades antes nunca vistas
en la faz de la tierra.
Para no quedarse atrás, la General Motors
Mandó un ejército de autos por calles, carreteras y caminos
E iban dejando una gran nube con olor a mortandad
Que asesinaba a su paso el verde de la arboleda
Y derretía sin compasión la cima blanca de las montañas.
Dios, al ver que el caos estaba tan bien organizado
Y que las ganancias de las multinacionales
Eran la pobreza de todos los seres de la tierra,
Decidió publicar perentoriamente su undécimo mandamiento:
“Amarás también a la madre tierra sobre todas las
cosas y nos malgastarás sus recursos ni contaminarás
sus fuentes de vida y de belleza”.
Sin embargo, las compañías multinacionales
Dijeron que no creían en falsos dioses
Y que el único Dios que aceptaban en sus templos bancarios
Era el Dios Dólar, y a él le hicieron monumentos y lo
Honraron con torres que llamaron rascacielos.
Entonces, Dios, que ya había tenido una experiencia
Parecida con Lucifer y su malvada rebeldía,
Decidió que era hora de expulsar del paraíso terrenal
A todos aquellos que tan sólo consumían el fruto del mal,
Sembraban la semilla de la venganza
Y cultivaban los árboles de la prepotencia.
Dicen ahora viejas leyendas
Que todos los usureros, prestamistas, banqueros,
Capitalistas, filibusteros, accionistas y maquiavelos
Mandaron a construir una gran nave
Donde embarcaron a dos de cada una de sus especies
Para que el diluvio de la ira divina
No pudiera acabar con ellos.
Fue así como llegaron al tercer planeta
De un sistema solar perdido en el tiempo
Y lo llamaron Tierra.
Y, ahora, en su planeta de origen
La gente vive feliz, adorando a la madre naturaleza
Y bendiciendo los frutos de su tierra.